sábado, 21 de junio de 2014

Capitulo 4 ~

No me maten a mi!
......
Échenle la culpa al colegio, universidad y trabajo.
Son los culpables de la tardanza, por eso los escritores se demoran :S
Pero ya estamos acercándonos al nudo .

Sin mas que decir, A leer!
♦♥♣♠ ~
Primera parte : Por Stefi y Mochi
Segunda parte: Por Noah
♦♥♣♠ ~

La batalla había sido increíblemente agotadora para la gran mayoría del grupo, por lo que decidieron irse a su lugar predeterminado: su cuartel general. Decidieron de llevar a Stefi, que era la que más mal herida había quedado, pues, inexperta en el uso de sus poderes, había agotado su energía hasta perder el conocimiento.

La zorra de piel violeta despertó tres días después, confundida, en una cama y con el cuerpo pesado. Su vista recobraba, poco a poco, la normalidad e iba distinguiendo una habitación confortable… pero no era, en absoluto, su casa.

— ¿Dónde… estoy? —pregunto con voz cansina.

Una muchachita, de doce años, loca de contenta, se le acercó y la miró con una dulce expresión en el rostro: era una joven eriza de pelaje rosado, con largas púas e intensos ojos celestes.

— ¡Despertaste! Pensé que no lo harías —comentó algo preocupada—. ¡Me llamo Claudia, Claudia Rose!

No, definitivamente, ésa no era su casa.

Stefi la vio, anonadada, estupefacta y confundida.

— ¿Dónde estoy? —volvió a repetir, casi sonando desesperación en su voz.

—En el cuartel general del “Seven Chaos” —respondió, alegre.

¿”Seven Chaos”? ¿Qué diantres era eso?

—Tengo que volver a casa —balbuceó e intentó moverse, pero la eriza rosada le impedía el camino.

— ¡Noah dice que tus heridas eran feas! No debes moverte, quédate aquí, te cuidaremos —dijo, fraternalmente.

¿Noah? ¿De quién hablaba?

Pero, sin escuchar las palabras de la niña, Stefi se puso de pie, a  duras penas y, antes de volver a caer desmayada, escuchó a Claudia repetir, de nuevo, el nombre de “Noah”, pero en un grito ensordecedor.
La eriza de piel rosada, llamada Noah, apareció en la habitación y, entre las dos, la lograron poner en la cama, con dificultad. Noah suspiró fastidiada…

— ¿Harriet le ha hablado ya de nosotros? —La otra negó con la cabeza—. ¿Por qué se ha vuelto a desmayar? Debería de estar más o menos ‘consciente’. ¿Le has dicho algo?

— ¡No! —Se defendió la pequeña—. Sólo le he dicho que estaba en cuartel del ‘Seven Chaos’ y que debe guardar reposo y que habías recomendado que no se levantara y…

— ¡Clau, ella no tiene idea de qué es el ‘Seven Chaos’! Seguramente, al no encontrarse en su hogar, se ha confundido más y la impresión la hizo desmayarse de nuevo —chasqueó la lengua, desaprobando con su cabeza la situación.

Oyó a la pequeña eriza rosa que estaba con ella gimotear: se dio vuelta para verla, lloraba…

— ¡Oye, oye! ¡No te estoy reprendiendo! —se apresuró en decirle, abrazándola, tiernamente—. Perdona, no quise que me malinterpretaras así, ¡perdóname, Clau! —y ambas, se fueron de la habitación donde Stefi reposaba.

Más tarde, durante la cena, Noah le pidió a Harriet que le explicara con suma urgencia la situación en la que ésta chica se encontraba. La de pelaje cian pestañó, sin decir nada y siguió comiendo de su plato.

— ¿Me estás escuchando, Harrriet?

Pero la otra no reaccionó.

— ¡Harriet! —exclamó Noah.

— ¿Ah…? —la eriza de ojos rojizos la miraba seriamente.

Blue, que estaba sentado al lado de ella, mirándola algo preocupado, le puso una mano en su hombro y su compañera lo miraba.

—Harriet, Noah te está pidiendo algo… Algo importante. —le dijo, lentamente. La nombrada volteó a ver a Noah y ésta le repitió su petición.

—Tú eres la que sueles presentar a todos. Y ella no es la excepción, no conoce nada, no entiende nada y dudo que se nos una así como así.

— ¿Por qué dices eso? —preguntó, intrigado, eXe. Noah se acomodó en su asiento y el grupo la observó.

—No parece haber tenido una vida muy fuera del común… Quiero decir, la veo muy “normal” por fuera —los otros seguían sin entender el punto—. Vino corriendo a intentar salvar su pueblo, parece tener familia, amigos, qué sé yo… Parecería que tiene una vida en su ciudad natal. Alguien así no la abandona de la noche a la mañana.

Todos quedaron callados. Blue observó a Harriet, a su Harriet: tenía los ojos algo humedecidos y parecía como paralizada. Tomó su mano con fuerza, haciéndole saber que él estaba con ella e iba a dejarla.

—Yo no podría hablarle —empezó a decir ella, con dificultad. Noah la miró, extrañada—. Ella… no es como yo o como los demás. Ella parecía ser feliz —eso último se oyó en un bajo susurro que Blue logró escuchar, claramente, y su mano se aferró más fuerte a la de ella.
Blue se levantó.

—Perdónanos, Noah, ahora volvemos —y se la llevó a Harriet fuera de la sala. Todos quedaron viendo la escena algo sorprendidos. Noah se cruzó de brazos y asintió con la cabeza.

—Harriet, ¿qué tienes? —pero ella parecía no escucharlo, sus ojos seguían igual de aguados.

Familia, amor, vida… ¿Qué era lo que había tenido antes del grupo? Solo maldad, desprecio, dolor. Y cuando creyó encontrar lo que se podía llamar familia, el destino se lo arrebato. Soledad, dolor, abandono.Se abrazó a sí misma, sin decir nada y Blue la oía gemir, dolorosamente.

La abrazó: fuerte y decidido. Él era su más cálida protección, su columna vertebral, su vida. Y lloró en su hombro, todo lo que pudo, descargando dolor en él. Entonces, las suaves manos del erizo celestes se 
posaron en sus púas cían, acariciándoles muy tiernamente.

—Harriet —oyó ella que le decía en su oído—, eres una persona hermosa. Eres muy fuerte y decidida. Tu vida empieza cuando decidiste comenzar con el grupo. Ellos son tu familia, tu nueva y real familia. No lo olvides, ya no estás sola, estamos todos contigo —se miraron—. Y yo también, para lo siempre necesites —Harriet lo observaba con alegría, con esa grata felicidad que sólo los enamorados saben darse, así que lo abrazó por el cuello y lo estrechó fuerte, ¡fuerte!

Se sintió con las fuerzas renovadas, con la capacidad de todo: volvió a ver a su querido erizo, a su compañero en todo. Le dio las gracias, bajito, y él sonrió y le acarició la cabeza, dulcemente. Él sonrió y le depositó un suave beso en la frente. Y le dijo esas palabras que a cualquier enamorado en secreto hacen vibrar: “Estoy aquí, para cualquier cosa”. Ella se sonrojó y sonrió. Volteó su cabeza y le dijo que volvería con los demás, que le diría a Noah que ella convencería a Stefi de unirse.

Que dejar su familia y su vida no era por maldad, sino para que reencontrar su nueva familia, como ella, pero por una razón fuerte: la seguridad de las esmeraldas, la seguridad de la paz y del planeta. Uno debe abandonar cosas cuando una responsabilidad mayor surge. Iba a convencerla y se lo dijo a Noah.

Stefi oía hablar a gente fuera de la habitación donde estaba, un día después de su desmayo. Se sentía más ligera y con el cuerpo en mejor estado. Con menos dificultad que aquélla vez, se sentó en la cama: tenía puesto un simple camisón, vendas en los brazos, en una pierna y en la cabeza, y su cabello, usualmente recogido, caía por su espalda. Se miró a sí misma un instante y luego se le vino a su mente imágenes de todo lo ocurrido: estaba en la embarcación volviendo a casa, una gran explosión se extiende en su pueblo, unos tipos raros aparecen, buscándola sin sentido, y, luego, diez personajes, progresivamente, empiezan a aparecer y luchan contra ellos. Se ve a sí misma peleando, con el poder de la joya violeta entre sus manos, absorta y cautivada por dicho poder.

¿Qué diablos había pasado?

Se incorporó velozmente, vio su ropa en una silla y, apresuradamente, se vistió. Pero todo ese movimiento la hizo tumbarse al piso. El estruendo despertó la atención de los dos individuos que estaban detrás de la puerta: dos erizos, uno celeste y otra de color cian. Ambos se le acercaron, preocupados y la volvieron a poner en la cama.

—Vaya que es enérgica esta chica —comentaba la eriza.

—Ya… Ya estoy bien —balbuceó la zorra.

—No lo parece, te veo muy mareada —dijo la eriza. Stefi no respondió y sólo se tomó la cabeza, suavemente, con las manos—. No creo que te hayas recuperado del todo, vuélvete a meter en la cama y descan…

— ¿Pero quiénes son ustedes? —exclamó Stefi, nerviosa, a pesar de su cuerpo algo debilitado—. Han… ayudado a mi pueblo, pero… Tengo que regresar, mi familia, mi gente me espera.

Se hizo un incómodo silencio: era la hora de la verdad. Harriet suspiró, pero Blue fue el que comenzó con la conversación, para ayudar a su Harriet, aunque esta desconociera el uso del "su" en su cabeza.

— ¿Me recuerdas? Soy Blue, nos topamos en Mistyc Ruins, me llevaste al hospital de Station Square, ¿lo recuerdas? —empezó el erizo celeste. La zorra asintió—. Escucha, todo esto fue muy repentino y queremos explicártelo todo —Stefi lo miró, como diciendo “¿explicarme, qué?”. Blue tomó una silla y se sentó frente a ella, mientras la otra eriza cian se sentaba en la cama, al lado de la zorrita: empezó por contarle los poderes de las joyas, luego, mencionándole acerca de gente especial con una conexión única con las esmeraldas—. Tú también tienes ése poder, tanto como yo, o Harriet —Stefi se volteó a ver la eriza cian, que respondía al nombre de “Harriet” y ésta le dedicó una sonrisa—, o el resto del grupo.
Toda la explicación que Blue le ofrecía empezaba a tener sentido en la mente de Stefi, pues, después de todo, ella no hacía más que soñar con una energía fuera del común y de “buscarlos”…

“Ellos te necesitan…” ¿Eran esas las palabras de su sueño, no? “Búscalos, portadora”.

Se quedó pensativa un momento.

— ¿Qué tienes? ¿Estás mal? —le preguntó Harriet. La zorra negó con la cabeza y, lentamente, les fue contando de aquéllos extraños sueños… Blue le confirmó que, efectivamente, eran manifestaciones de la esmeralda por juntarse con las demás.

Luego de eso, ambos le explicaron el propósito del grupo. Y, allí, Stefi palideció un poco.
Se quedó callada, tiesa, sin habla. Los dos erizos quedaron algo asustados: le preguntaban si estaba bien o si algo le preocupaba.

¿No era lógico?, pensó la zorra: unos completos desconocidos la arrastraban a un grupo, para defender el planeta, para que las joyas no cayeran en malas manos.

Y, entonces, pronunció una pregunta  fuera de lo común.

— ¿Por qué debería unirme?

Los erizos se miraron entre sí. Harriet empezó a mover uno de sus pies frenéticamente y suspiró: esperaba una reacción semejante.

—Te hemos explicado las bases del grupo, nuestro fin, lo que hacemos. ¿No te es… suficiente? —Stefi negó con la cabeza.

—No sé ustedes, pero yo no puedo “salvar el mundo” o las esmeraldas o lo que sea: tengo familia, tengo amigos y tengo una vida. No tengo tiempo para esto —y se puso de pie. Harriet también lo hizo, pero se puso frente a ella: le demostraba una mirada seria, fuerte.

—Escúchame —replicó con firmeza—, si tienes una de las esmeraldas, es TU deber serle fiel a ésta, es decir, protegerla. ¿Acaso quieres que esos tipos vuelvan a destruir tu pueblo? ¡No! No seas egoísta o altanera: ¡todos tenemos vida! Pero esto es más importante.

— ¿Quieres que abandone a mis padres? —inquirió la de pelaje violáceo, con los ojos húmedos: —. ¿Qué vaya a casa y les diga “¡Hola! ¡Me voy de casa a proteger el mundo!”? ¡No soy una niña o una adolescente aventurera que va por ahí en busca de aventuras!

Blue, a todo esto, intentaba mediarlas, sin éxito.

— ¡Pues tu actitud no lo demuestra! —exclamó la eriza cían—. ¡Tienes responsabilidades, cúmplelas! —le espetó—. ¡Mi familia es ésta, nuestro grupo! ¡Muchos tuvimos que abandonar nuestra ‘vida’ para cumplir éste deber! ¡Te pido por favor que lo comprendas!

— ¡No! ¡No te conozco, no puedes decirme qué hacer!  —Harriet abrió la boca para responder, pero Blue le puso una mano en el hombro y se serenó.

—No creas que te estamos obligando a abandonar a tu familia porque queremos. No somos quienes para hacerlo, pero piensa un poco: si unos tipos vienen a atacar tu pueblo y es por esa extraña esmeralda que has encontrado, creo que lo lógico sería protegerlos y nosotros queremos ayudarte a eso —pero Stefi se ponía cada vez más pálida y nerviosa—. Te lo pedimos de corazón, no estás abandonando a nadie, ¡estás protegiéndolos! Pero no puedes desarrollar tus poderes sola, ya lo hemos visto: nosotros queremos ayudarte a eso.

Todas las explicaciones que la pobre eriza cian lograba hacerle entender a la zorra resultaron inútiles: reaccionaba negativamente. Y Harriet explotó después de un rato:

— ¡No eres una adulta así!

Stefi no lo soportó: rodaron lágrimas silenciosas por su mejillas, hizo aparecer una fuerte corriente de agua y, cuando Mochi se disponía a ver qué ocurría, por lo gritos, Stefi salió corriendo a toda velocidad.
La lince, confundida, les preguntó a los otros dos qué estaba pasando: Harriet, incapaz de hablar por su enojo, fue Blue quien le contó todo, entre aturdido y asustado. Mochi se ofreció en hacerle reaccionar.

—Está nerviosa, Harriet, ¡no entiende nada!

— ¡Le hemos explicado todo! —se defendió la de ojos bicolor.

—Iré por ella, le hablaré bien, con calma, despacio. Estoy segura que me oirá —aseguró confiada. Los erizos asintieron: ella suspiró y se sentó en la cama, y Blue le puso una mano en el hombro, dándole confianza.

Mochi se fue corriendo, intentando seguirle el rastro: una vez que pasó la guarida general, al pisar el césped, supo que la naturaleza podría brindarle su ayuda…

¿Oh, Stefi, dónde estabas? Mochi pensaba en ella, en una muchacha común… ¿Cómo habría sido su vida? Seguramente, feliz y sin contratiempos: padres, amigos… Ella no lo tuvo así, pero intentaba comprenderla.
Mochi empezó a recorrer alrededor del cuartel sin encontrar resultados, todas las voces de la naturaleza la decían que buscara más lejos, pero parecía improbable que se haya alejado del cuartel. A pesar de todo, empezó a apartarse de éste, adentrándose más en los árboles que había, y, de paso, subiendo en ellos para poder ver mejor.

Pasaba el rato y aún no había nada, preguntaba a cada árbol, flor, helecho o todo lo que fuera natural, pero parecía que Stefi había desaparecido. Después de unos momentos, cuando creía que ya no la encontraría y que se había alejado bastante, al fin alguien la vio.

— “La he visto correr hasta el ceibo, no se más de ella’’- le dijo un pequeño grupo de tulipanes que había ahí.

Con esa pequeña ayuda, salió corriendo en su búsqueda, hasta que, por fin, la encontró sentada, mirando la nada al borde del árbol mencionado. Mochi intentó comprender cómo se sentía, el hecho de no poder dejar su familia o el tener a alguien a quien extrañar, cosa que ella no tuvo, por lo que le era algo difícil pensarlo. Se acercó a ella lentamente, tratando de no hacer ruido, hasta notar que la chica seguía llorando, tratando de cubrir su cara con sus rodillas, como si eso la calmara un poco más.

Cuando estuvo lo suficientemente cerca, le tocó el hombro para que la mirara, para conseguir que se sobresaltara un poco. Inmediatamente la zorra violeta se limpió la cara, aunque aún habían lágrimas queriendo salir. Mientras tanto, Mochi ya se había sentado a su lado.

—Tú debes ser del grupo, ¿verdad?- preguntó Stefi, aún con la voz algo quebrada, a lo cual la lince solo asintió. —Te aviso que no iré con ustedes, yo tengo una vida a la que pertenezco, no la dejaré.

—No digas eso, aún no sabiendo nada del grupo. Por cierto, mi nombre es Mochi.

Stefi simplemente a cada palabra que decía Mochi tratando de convencerla, decía que no podía dejar a su gente, su isla, su hogar. Repercutía en ella las palabras de aquélla otra eriza de ojos bicolor: no era algo que podía dejar del día a la mañana. La lince amarilla hacia su esfuerzo para hacerla entender de la razón del equipo, que necesitaban a todos, pero parecía que la chica no quería entender.

— ¡Basta! —gritó la zorra levantándose—. ¡No pienso dejar a mi familia! ¿Crees que es fácil?

—Sé que no lo es, yo deje a la mía —dijo levantándose para quedar frente a frente—.  Sé lo que es dejar tu familia. Aunque nuestras situaciones sean muy distintas, yo también tuve que alejarme de las personas que más quería, tal vez fue la tontería más grande que he hecho, pero lo hice porque era lo necesario —Al terminar sus palabras, bajó un poco su cabeza: recordar su familia le era pesado. En cambio, Stefi quedó bastante sorprendida: si ella sabía que era difícil dejar la familia, ¿por qué lo hizo? Y, de nuevo, recordó las palabras de Harriet, hace un momento “Te lo pedimos de corazón, no estás abandonando a nadie, ¡estás protegiéndolos!”

Mochi le empezó a contar todo: cómo descubrió sus poderes, el hecho que su madre no se acercaba, y cosas que recién de grande se daba cuenta, pero aún así, le contó de todo, incluso cuando descubrió su esmeralda, captando la completa atención de la chica violeta.

—Dices que antes de todo, tu familia estaba bien.

—Sí, pero cuando descubrí mis poderes, empezaron los problemas: mi madre se distancio de mí, y, hace poco me di cuenta, mi padre solo quería hacer pruebas —dijo la lince tratando de mantenerse firme.

— ¿Pruebas? —se extrañó la zorra, sin comprender.

— Mi padre era biólogo —explicó Mochi—, tener una hija que habla con las plantas es digno de estudiar. Yo a esa edad creía que quería estar conmigo, pero sólo quería que le ayudara con sus tontos experimentos.

Hubo un pequeño silencio, hasta que Stefi decidió hacer la pregunta.

— ¿Y esto que tiene que ver? Lo nuestro es muy distinto —le espetó.

La paciencia de la lince parecía infinita… Suspiró.

—Lo será, tú tienes suerte de que tu familia piensa en ti, en cambio yo tuve que aguantar las peleas… Pero hay algo que compartimos: sé que es difícil alejarse de la familia, yo sólo tenía unos 13 años cuando me fui, pero no me arrepiento. Descubrí que tengo un propósito fuera de mi familia, y que puedo estar un poco más tranquila sin ella. Que a pesar de que a veces la extraño, puedo defenderlos aunque sea con el equipo.

Las palabras ‘’que a pesar de que a veces la extraño, puedo defenderlos aunque sea con el equipo’’, resonaron un poco en su cabeza, mezclándose con las de Harriet. Eso significa que aun piensa en ellos, que los extraña, pero que los ayuda. Pensándolo más profundamente, no quería que su pueblo fuera atacado, no de nuevo. No quería ver más llamas o lugares destruidos. Ahora sabía que tenía una habilidad, una conexión, algo que podía ayudarla a entrenar, a proteger a los que le importaba. Tal vez no era tan mala idea unirse. Aun así, se le dificultaba la idea de no estar con su familia o sus amigos. Su cabeza parecía ordenar las cosas de otra forma, recalculando todo lo que había dicho.

Protegerlos... Claro que lo quería hacer pero, ella no tenía la suficiente fuerza para ello, no todavía: debía entrenar, como las artes marciales. Y con los poderes era igual, no podía desarrollarlos sola, requería de un maestro, un enseñante algo.

Quería protegerlos, quería que estuvieran bien… Las cosas habían salido muy repentinas. Miró el cielo, con los ojos húmedos, y respiró lentamente: ¿estaba haciendo lo correcto? Una sensación especial le recorrió el cuerpo y, aunque no la tuviera en ése momento, la esmeralda, su esmeralda brilló tan cálidamente que la sintió como si la tuviese al lado. Aquélla conexión la hizo, lentamente, reaccionar.

— ¿Stefi? —preguntó Mochi al verla tan callada.

—Es que… Es complicado. No quiero que ataquen de nuevo, pero no quiero separarme de mi familia, tampoco quiero preocuparlos —le confesó, con cierto temor.

—De hecho, el equipo es secreto, no deberían saberlo… —Mochi se acercó un poco más a ella—. Pero puedo tratar de convencer a Harriet de que les envíes cartas —comentó, con uan enorme sonrisa. Las orejas de la zorra reaccionaron ante eso y el brillo en sus ojos celestes cambió. Parecía que aquélla confesión le había devuelto algo de alegría.

— ¿Cartas? ¿De verdad? —Aunque sea con cartas, epodría saber cómo estaba su gente, no perdería tanta conexión con ellos. Su corazón parecía latir, ahora, más alegre: ¡cómo no habría pensado en algo así!

—Claro, supongo que no habrá problema —la lince hubiera continuado un poco más, si no fuera por el repentino abrazo de la violeta. A pesar de la sorpresa le correspondió. Algo había logrado.

Las dos se sintieron extrañamente bien, como si las dos fueran de la misma familia y ese abrazo era de lo más normal, a pesar de ser el primero que se dieron en todo el tiempo que se llevan conociendo. Tras un largo agradecimiento de Stefi, las dos empezaron su recorrido al cuartel, charlando un poco y conociéndose de paso.

— ¿Te puedo hacer una pregunta?-

—Claro Stefi, las que quieras.

—Si formo parte de este equipo… serian como mi familia. ¿No? —le dijo, recordando lo que Harriet le había dicho.

Mochi rio un poco: esa afirmación podría ser en algo cierta. Todos prácticamente eran una enorme familia en progreso, cosa que le dio una pequeña sensación cálida de calma.

—Algo así, ya quiero ver la cara de los demás cuando sepan que te quedarás.

—Yo espero poder adaptarme —comentó, riendo—. Y tengo que pedirle disculpas a esa eriza: intentó 
convencerme y terminamos peleando.

—No te preocupes. Ella aceptará tus disculpas, es una muy buena muchacha.

Y entre risitas y charlas, cada vez más se iban enlazando, como si fueran que se conocieran de hace tiempo. Como si fueran familia.



~ Tres días después  ~
Todos estaban sentados en la mesa a excepción de Noah quien cargaba con las tazas de cada una de las bebidas de los miembros del equipo, incluida la nueva aspirante, Stefi.

-¿Cómo demonios logras hacer eso?- se quejo Harriet. 

-¿Qué dices Harriet?- Pregunta Noah sirviendo con total calma y sin ningún fallo las doce tazas sin caer una sola gota gracias a la fuerza y el control sobre el aire –Tu sabes hacerlo, bueno, no con tanta precisión como yo- se pavoneó con una sonrisa fanfarrona bromista –Pero sabes.

-Ya lo sé, yo me refiero a no tirarle la taza de café ardiente a Blue-

El mencionado rodó los ojos nada sorprendido de aquellas palabras por parte de Harriet. No era sorpresa para él que Harriet quisiese hacer de las suyas, así que simplemente ignoro su comentario tomando aquel café caliente, um… en su punto. Pensó para sí mismo el erizo azul. 

-¡Pobre yo chico!- dijo Noah exagerando mientras se sentaba al lado izquierdo de Harriet. 

Tenían una organización extraña, al ser ellos los mayores, tenían muchísima más experiencia y se encargaban de presidir las juntas, aunque en comparación, Claudia parecía más formal que ellos. 

-Um…- Stefi interfirió la charla entre ambas erizas –Entonces… ¿me vais a explicar esto?- dijo la zorrita violeta y blanca mostrando su esmeralda. –Digo… con más calma.

-Exacto querida- dijo Noah guiñándole un ojo con una sonrisa muy simpática. -¡Siempre y cuando me devuelva mi boli de colores!- dijo señalando a Nerea quien simplemente lo agarro echándole la lengua a la eriza rosa y violeta.

-No te asustes si parecen críos- menciono Astro quien se mantenía de brazos cruzados con los ojos cerrados –Son así siempre.

Stefi solo sonrió, el ambiente era agradable, todos parecían llevarse bien y parecían ser una gran familia, le agradaba el ambiente entre todos, Claudia jugaba con Exe pulsando botones en una especie de aparato tecnológico que le sorprendía mucho,mientras que  Astro estaba relajado en su asiento mientras pegaba sorbos de su café, Nerea discutía con Noah sobre un simple bolígrafo de colores que según Noah era indispensable para ella y su supervivencia, Blue soportaba a Harriet que lo pinchaba con un dedo para que admitiese que ella era más fuerte que él y Katy y Mochi estaban hablando ambas sobre algo ajeno al temaess que jugaba con su cuchillo con gracia con Ch, en definitiva, la organización estaba algo descolocada, pero cuando ella carraspeó. Todos atendieron y Harriet comenzó a hablar.

-Voy a hacer la versión corta, una larga nos llevaría mucho tiempo y el tiempo es oro-

-No mientas mami- dijo la pequeña Rose mientras sonreía –Lo que pasa es que te da pereza mover la boca.

-¡Sí! Digo… ¡No, claro que no!- Harriet movió su mano restando importancia al tema y continuo lo que estaba diciendo –Lo que quiero decir es que cada uno de nosotros es un portador, un ser especial capaz de controlar a sus anchas la esmeralda a la que está unido, podemos hacer de todo con ellas, nos pertenece, está totalmente unida a nosotros y es nuestra aliada, eso nos hace diferentes y nos gana problemas… ya sabes, Mephiles y sus compañeros.

-Lo recuerdo…- 

-Normal que lo recuerdes- espetó Chess –La muy bestia de Noah lanzó un fuerte Chaos Blast-

-Oye, ¡ellos me provocaron!- se defendió la eriza levantando las manos en señal de inocencia.

-Si… no busques excusas Noah- se rió Mochi –Eso es claro símbolo de ira-

-En serio Noah, aléjate de Shadow- la picó Harriet –Ah no, ¡que te gusta Shadow!- Se rió como una maniática haciendo que Noah frunciese el ceño y le disparase una bola de agua haciéndola caer al suelo. 

-Uy, se me escapo- dijo inocente –Mejor que te alejes tu de Blue, ah no. Imposible, lo quieres-

-¡Oh!- exclamó roja Harriet –Te la pienso devolver, ya verás cuando eche pica-pica a tu ropa y le dé la clave de tu laboratorio a Sonic.

-¡No serás capaz!- grito Noah.

-¡ME APUNTO A ESO HARRIET!- Exclamó Exe levantando la mano y moviéndola de un lado a otro. Noah lo fulminó con la mirada mientras Blue negaba con la cabeza divertido y encogiéndose de hombros.

-¡DEJAD MIS COSAS!- Chilló Noah mientras Harriet le arrebataba el bolígrafo de cuatro colores, y lo arrojaba a metros de distancia de la gran sala. 

Noah frunció el ceño, mientras que Mochi y Katy echaban carcajadas riéndose de las tonterías.

-¡ves!- reclamó Nerea con una sonrisa –El boli estaba mejor en mis manos-

Noah le echó la lengua y rió levemente mientras abrazaba por los hombros a Harriet, estaban totalmente unidos a pesar de las bromas y peleíllas, todos se llevaban genial y se querían. 

-Bueno Stefi, como eres una portadora… creo que deberíamos aclarar algunas cosas- prosiguió Chess mientras jugaba con el cuchillo –Todos tenemos una especialidad, por eso, creo que cada uno debería enseñarte un poco. 

-Um… está bien… ¿cómo sería?-

-Te haré un horario ahora mismo- dijo Noah mientras sacaba su bolígrafo y traía con ayuda de Claudia que se levanto como un relámpago para coger la pizarrilla. 

-De cuatro a cinco- apunto Noah con letras grandes y claras –Con Exe y su tecnología, vamos informática. 

-Genial, soy el primero- se relajó estirándose en la silla de reunión con los brazos detrás de la cabeza, Stefi lo miró atenta y enfocó de nuevo la vista a Noah. 

-De cinco a seis- de nuevo apunto y Claudia le susurro algo en el oído –Medicina con Mochi y Katy, aprenderás cosas de hierbas y medicamentos que hay aquí.

-De acuerdo, nosotras somos las siguientes- Ambas se chocaron las manos y sonrieron cálidamente a Stefi. Que devolvió la sonrisa ipso facto. 

-De siete a ocho- apunto –Estarás con Chess y Nerea en lucha con armas, te enseñaran un poco las armas que hay aquí y como van. 

-Claudia te ayudará de ocho a ocho y media en todo lo relacionado con las salas. 

-y Blue, Harriet y yo, te ayudaremos a controlar tus poderes hasta las diez o diez menos cuarto, depende. No estarás muy cansada. No te preocupes. 

-De acuerdo…

-Por hoy, creo que es suficiente- dijo Nerea con una sonrisa –Te enseñaremos tu cuarto, hoy tendrás que dormir aquí.

-Bien, muchas gracias chicos-

-De nada- respondieron al unísono, mientras que Claudia la acompañaba por los rincones a mostrarle su cuarto. 

Estaba emocionada, perpleja por lo que acababa de descubrir, estaba… feliz. Había encontrado gente muy divertida que compartía un mismo poder y le agradaba. Estaba deseando poder hacer todo aquello mañana… ¡No podía esperar!

-Al día siguiente-

Las horas habían pasado muy rápido, ya eran las cinco y todos estaban ansiosos porque su nueva integrante pasara por sus secciones. 

Todos habían hecho bromas, Harriet se la había pasado molestando a Noah mientras está trataba de crear su nuevo artilugio, se la debía por decir que le gustaba Blue. Exe se reía de sus comportamientos de vez en cuando mientras arreglaba algunas cosas.
Blue había ido con Claudia a la guarida del Sonic Team, Astro había pasado un poco de tiempo con Knuckles y Rouge (la murciélago había visitado a Knuckles, como siempre… ¿Qué raro no?), Nerea había ido al café en el que trabajaba a hacer su turno con la visita de Scourge que trataba de ligar con ella, Chess había estado practicando su tiro de cuchillo a la  diana, que tenía muchísimas marcas de los cuchillazos, Katy había ido a GUN donde Shadow disimuladamente le había preguntado si había visto a Noah, Mochi había ido al bosque y Stefi simplemente se había quedado viendo la actividad de todos mientras pensaba en lo que le esperaba hoy. 

Las cinco llegaron y en seguida se levanto para entrar, tras su entrada, Noah y Harriet salieron de allí discutiendo de sus sentimientos, ambas negaban el amor que tenían a los erizos (Blue y Shadow, aunque dudo que haya alguna duda sobre esto). 

Stefi sonrió y se acerco a Exe. 

-¿Qué vamos a hacer?-

-Te voy a enseñar unos conceptos básicos de tecnología. Te enseñaré a desactivar alarmas de Eggman, te digo esto porque es lo más fácil que hay en el mundo.

-¿Pero las alarmas están visibles?-

-No. Pero es tonto- dijo encogiéndose de hombros –Cualquiera sabe donde están. Hasta Claudia. 

-Entiendo… ¿y cómo se hace?

-Verás…- sacó una de aquellas alarmas, que habían arrancado y se la mostró. –Habrá una plaqueta siempre que tape, pero la notarás con una visión rápida, ya que sobresale bastante, solo tienes que darle un puñetazo, recibirás una corriente muy leve, puede llegar a ser un cosquilleo cuando te acostumbres, luego de esto. Encontrarás está parte…- le mostró los circuitos y los cables de colores –Es un idiota, por eso, siempre sabrás cual es. Hace una secuencia, la que nos toca ahora es el cable rojo que desactiva esto.

-¿Una secuencia?- pregunto Stefi curiosa tomando aquello en sus manos.

 –Sí, exacto. La anterior vez, fue el naranja, ahora le toca el rojo, y después será este azul eléctrico. 

-¿Es tan predecible?-

-Es Eggman- 

Stefi echo una carcajada fuerte mientras intentaba romper el cable con sus dedos.

-Aplica fuerza hacia abajo y luego al lado izquierdo.

-¿Así?-

-Sí-

….De cinco a seis….

Stefi había acabado su curso intensivo con Exe, se lo había pasado bien, había destruido muchas cosas y el simpático erizo había hecho bromas relacionadas con la inteligencia y la predicción que tenían sobre Eggman y sus chismes o como él los llamaba “EggBots” añadiendo lo originales que eran sus nombres.

-Bien…- Mochi le sonrió -¿Qué tal la primera clase?-

-Bien, Exe es simpático. 

-Seguro que te habrá hecho bromas sobre la inteligencia de Eggman- dijo Katy sonriendo. 

-Es lo que ha hecho.

-Es muy gracioso cuando hace eso…- dijo Mochi separándose del árbol. –Es hora de la media hora de medicina natural.
Stefi estuvo aprendiendo diferentes plantas que podrían ayudarla a curar sus quemaduras, al igual que Katy que solo conocía medicina interna y no con plantas y remedios caseros, ambas buscaban plantas que Mochi decía sin ningún problema. Pasada la media hora, Katy las condujo a la enfermería donde Katy comenzó a explicar las distintas secciones, cuales son los medicamentos concretos que debían coger en diferentes casos, como dominaban la lista en  la que ponían los documentos de la pared para que las encontrasen pronto.

El tiempo se paso rápidamente Stefi se sentía realmente cómoda con todos, hasta ahora todo había sido cosas graciosas o algo así. Pasó el tiempo y Stefi se encaminó a la siguiente hora. Que le tocaba con Claudia que la guiaría en un recorrido por todas las salas de su base, ahí, en aquella hora, le enseñaro todas las salas, allí Stefi descubrió las grandes salas de control, de reunión, la cafetería, las habitaciones, los laboratorios, la puerta del laboratorio privado de Noah, una pequeña habitación para ella sola, pues se estresaba con eXe, una cocina y unos pasillos interminables.

…...La última hora……

Stefi estaba entusiasmada, Claudia era demasiado graciosa y tierna, se le paso el tiempo volando hasta el punto de entrenar con Noah, Blue y Harriet.  

Salió corriendo hacia donde estaban ellos. 

-¡Veo que tu horario está bien equilibrado! 

Una vez acabada la frase Noah, Blue la codeo levemente riendo con aire simpático. 

-Sí… un horario agotador, ¿no es así Stefi?-

-Estúpido- rugió Noah. 

-¡Nadie le llama estúpido a Blue excepto yo!- dijo Harriet riendo. 

Mientras Stefi no podía parar de reír. Una vez que las bromas cesaron con el equipo, empezaron el entrenamiento la primera fue 
Noah, quien explico la canalización del agua y los ataques suaves pero fuertes para despistar al enemigo.

-No, así no. ¡No seas brusca! Son ataques muy suavecitos, mueve las manos así.

Noah le indicaba los gestos mientras que Stefi la observaba curiosa.

-¿Así?-

-Más despacio… 

Luego de la ronda de Noah, le tocaba a Blue quien le enseñaba a crear contraataques defensivos con el agua. Stefi aprendía lentamente mientras que ellos no se quejaban de su avance. 

-Tienes que ser rápida, los contraataques te servirán si te ataquan desprevenida.

-¿Que tan rápida? -pregunto nerviosa.

- No te preocupes -le sonrió el azulado- conmigo pronto seras lo suficiente -dijo con un guiño

La última fue Harriet quien le explico cómo crear un ataque propio que fuera único de ella, mientras que estaban totalmente emocionados. Querían ver cual seria el nuevo ataque personalizado.

-Este tipo de ataque es especial, depende del atacante. Por ejemplo, el mio es un dragon de agua. Pero depende de mi estado, puede cambiar de forma. 

-¿Y el mio? ¿Como es?

- Eso lo veremos con el tiempo, por ahora concéntrate en darle una forma al agua. Luego te enseñare mas. 

 Luego de aquello quedaron todos exhaustos, mientras que la guiaban a ella hasta su cuarto. Ya era tarde y Stefi estaba totalmente cansada del día, incluso no fue capaz de comer cuando acabaron y decidió irse a su cuarto a escribirle a sus padres.

Se sentó en la mesa del escritorio y comenzó a escribir una carta pequeña en la que narraba totalmente lo que había hecho en estos días.

“Queridos papá y mamá. 
Os escribo esta carta desde la casa de unos amigos, la verdad es que me he unido a su equipo en donde viviremos infinidad de aventuras, de ello estoy demasiado segura, es más creo que cada uno de nosotros nos superaremos a lo largo de nuestro viaje, haremos progresos y nos haremos cada vez más amigos, cada uno de ellos tiene una especialidad, eXe es un buen mecánico, Noah es científica y una sabelotodo, Claudia es la pequeña e inocente del grupo que posiblemente sea una de las personas que los enlaza, Harriet es increíblemente bromista y muy buena con el arco, Blue es un chico muy calmado y tranquilo, Nerea es increíblemente maja aunque tiene mal carácter a veces, Astro es demasiado serio pero es genial, Chess a veces es demasiado sádica con sus cuchillos y eso, Katy es increíble con las medicinas al igual que Mochi, todos son especiales y con muchas capacidades, me parece increíble lo que hacen, todos son una gran familia. ¿Formare yo parte de ellos? No los sé, pero en el fondo espero que sí. Quiero formar parte de su grupo y ayudarlos en lo que necesiten, salvar el mundo, poner mi granito de arena. Como Sonic y Tails. 
Estoy algo abatida por el hecho de tener que dejaros y eso, aun estoy algo ofuscada en esta decisión. 
Sin embargo mientras la tomó, espero que me entendáis. Y sepáis lo que es esto, aunque seguro que sí. 
Un beso y un abrazo muy fuerte. 
Stefi”

Dobló la carta lentamente mientras miraba atenta el sobre lila claro que tenía allí introdujo la carta en ella y lo miro atenta mientras pensaba en su gente y en sus amigos de la isla, además de su familia. Ahora tenía una misión nueva, y esa era aprender a controlar su esmeralda.

~0~0~

Claudia se fue hacia la salida, pero justo antes Astro se adelanto cerrándole el paso. 

-No vas a irte a casa tu sola a estas horas.

-Soy mayor, no me pasará nada.

-¡hazle caso a tu hermano!- comunicaron Noah y Harriet mientras ayudaban a Blue a cargar las cajas. Claudia sonrío. Y aceptó.

-Bien, pero solo porque te han llamado hermano.

Astro dio una ligera sonrisa y ambos se pusieron en marcha hacia casa de Amy donde Claudia vivía, estaba feliz por la nueva incorporación de Stefi a su grupo y toda emocionada Claudia levanto la vista para mirar a su amigo Astro a los ojos.

-¿No estás contento? Quiero decir… solo falta la última portadora. ¡Y por fin estaremos los doce!-
Rió dulcemente mientras Astro seguía mirando a su alrededor, miro a Claudia escasos segundos antes de desviarla para seguir mirando si había algún enemigo que pudiera tratar de localizar enemigos. 

-Sí, genial.

Lo dijo de modo tan seco y desinteresado que Claudia le pegó en el hombro suavemente. Mientras caminaban en la penumbra de la noche, una vez adentrados Claudia se volvió de nuevo para mirar al erizo dorado. 

-¿No es maravilloso?

Astro fijó su vista en la pequeña eriza rosa. Atento a aquella eriza pequeña medio sonrió.

-¿Lo qué?-

-Pues… haberos conocido, ser portadora, hacer nuevos amigos, poder colaborar aunque a escondidas del Sonic Team y de mi hermana, creo que este año va a ser el nuestro. 

-Sí, la verdad es que yo también me alegro de haberos conocido- responde seco.

-Estoy contentísima de conoceros, en serio, y sobre todo de tener un “hermano mayor” como tú- 

Su sonrisa se ensancha, Claudia es una chica encantadora, siempre sonríe y posiblemente ella sea quien una tanto al Sonic Team, consigue que todos se desenfaden cuando su carita tierna aparece y Astro por muy duro y serio que es, casi un Shadow de la vida, sonríe enternecido frotando el cabello de Claudia.

-Estamos llegando a tu casa. 

-Ya lo sé. ¿Le dices a Amy que estuve contigo?-

-Sí, lo importante es que del The Seven Chaos no se entere.

~0~0~

Nerea salió de la base justo después de que Astro y Claudia se fueran a sus respectivos lugares donde viven, suspiro cansada mientras se sentaba en una roca grande justo al lado de su base, los árboles se movían lentamente gracias a la brisa fresca, estaba totalmente relajada, las estrellas y la luna brillaban con una tenue luz que iluminaba la noche. 
Eran las diez, y no podía pedir más, tanta tranquilidad, tanta paz…
Un chasquido de una rama, irrumpió el silencio de la noche. Miró molesta hacia el bosque mientras que no veía más que sumisa oscuridad.

-Sal de ahí, Scourge- 

-¿Cómo lo sabías?

-Eres bien estúpido, eres tan predecible- Rueda los ojos –Simplemente desaparece de mi vista y déjame mi noche tranquila.

-Venga nena… ¿no te apetece dar una vuelta conmigo? 

-Contigo no voy ni hasta la puerta- gira la vista molesta mientras frunce el ceño. 

En el fondo sabe que le gusta que ponga tanta insistencia, pero es algo que nadie va a saber, molesta con él y con el mundo decide ignorarlo, tanto como le gusta le molesta mucho que se comporte como un hipócrita, se pelean muchas veces al ser de equipos contrarios y se aparece enfrente como si nada, una de las cosas que le molesta de él es eso. 

-Venga Nerea.

-¿Hacemos una cosa?- le dice ella mientras lo mira atenta. Scourge sonríe mientras se acerca a ella por sus indicaciones con el dedo. 

-Claro preciosa, las que quieras-

Nerea trata de no fruncir el ceño ante su maldita mente pervertida que ha malinterpretado las cosas, es un mente sucia. 

-Yo voy a dentro por mi chaqueta…

-¿Y?- sonríe. –Sales conmigo, ¿verdad?-

-No, para cuando yo vuelva te daré la paliza de tu vida si sigues aquí o llamaré a Noah para que te haga un Chaos Blast, ¡L Á R G A T E!

Le dio un suave empujón sin propósito de herirlo y entro a la base, su bonita noche estropeada por un idiota.

~0~0~

Unos días después, cada uno de los portadores siente algo extraño, Astro nota que su esmeralda tiene algo diferente y cuando se intento aclarar sus dudas, fue a ver a Knuckles que comprobó que en efecto algo iba mal con la Master Emerald, y si algo iba mal con la esmeralda maestra está claro que sus esmeraldas estarían mal, suspiró hondo mientras regresaba a la base donde estaban ellos, convoco una reunión y espero unos momentos a que todos llegaran. 

-Me alegro de que todos hayáis podido venir. Creo que ya sabéis porque os he llamado- comenzó Harriet –Bueno, en concreto lo sabréis por Astro.

Hizo un gesto afirmativo por la cabeza, confirmando que sí había tenido que ver con el tema.

-Todos hemos sentido algo extraño con nuestras esmeraldas- continua Blue.

-Un brillo extraño e inesperado, descontrol de la esmeralda… etc- y por finalizado terminó Noah. 

Stefi miraba atenta aquellas personas hablar sobre su control y mira su esmeralda y nota algo extraño, también lo siente.

-Sí…- musita levemente Stefi mientras levanta la vista para ver a los demás. 

-Creo que deberíamos entrenarnos más- dijo Astro llamando la atención de todos –Cada uno tiene diferentes vínculos y conexiones 
con su esmeralda, creo que necesitamos ayuda-

Todos comienzan a murmurar lentamente y por lo bajo, todos menos Noah que estaba en silencio. Nadie podía imaginarse lo que se le estaba pasando por la cabeza a la eriza rosa. Que en el momento de hablar dio una palmada en la mesa acallándolos a todos.

-Creo que sé quien puede ayudarnos en esto.

-¿A sí?-

-Oh sí, la persona indicada no es otra que… Garbell. Mi entrenador de cuando era pequeña.

Todos aceptaron visiblemente y justo ahí, las esmeraldas emitieron el brillo más poderoso que significaba un gran vínculo, trasportándolos al claro, donde, un anciano equidna gris y ojos verdes estaba meditando. Detrás de este, estaba una eriza negra de ojos rojos.
Los portadores, incluída Stefi observaron atentos al equidna. Que nada más sentir ese poder puro y cálido de las esmeraldas abrió los ojos para enfocar su vista en Noah. 

-¿Noah? ¿Eres tú? ¿Mi querida nieta ha por fin decidido hacerle la visita a su viejo abuelo?



- Fin del Capítulo IV -